HE LEÍDO UN ARTÍCULO QUE ME HA PARECIDO BUENO PARA ORIENTAR A LOS HIJOS SOBRE QUE ESTUDIAR EN EL FUTURO, PUEDE SERVIR PARA PADRES Y MADRES ASÍ COMO PROFESORES:
Llega
un momento en que nuestros hijos tienen que decidir sobre su futuro
profesional. Qué estudios elijan será determinante para el resto de
sus vidas. Por eso, nos tenemos que tomar muy en serio su orientación
profesional. Pero orientar no es tarea fácil porque no se trata de
decidir por ellos, sino de facilitarles que lo hagan con
responsabilidad
El
primer error que podemos cometer es dejar la orientación profesional
para cuando llegue el momento de decidir “qué hago”, porque
entonces ya no estaremos a tiempo. El “qué vas a ser de mayor”
debe ser un tema de diálogo frecuente en la adolescencia que nos
servirá para conocer a nuestros hijos y para ir ejerciendo nuestra
labor orientadora. Para ello debemos tener en cuenta muchos factores:
sus capacidades, sus intereses, su personalidad, la dificultad
objetiva de los estudios, las posibilidades reales de realizarlos
(lugares, costes, becas…), el futuro profesional, etc.
Quizá
podemos empezar por deshacer algunos tópicos, como:
- “Elegir una carrera con futuro”. Parece ser la premisa de toda buena orientación; sin embargo, hay que decir que no existen carreras con futuro, sino personas con futuro. Elegir unos estudios determinados porque están de moda, porque tienen muchas salidas, porque hay muy pocos que los cursan, en fin, porque tienen futuro, es una buena razón si la persona en cuestión tiene las capacidades, muestra el interés y pone el trabajo que requieren. Es mejor ser bueno en una carrera que tener una buena carrera.
- “Estudios fáciles y difíciles”. Este tópico es aún más engañoso si cabe. Primero, porque la dificultad depende de muchas circunstancias, como las diferentes aptitudes, y, segundo, porque no sólo se ha de pensar en los estudios en sí, sino, sobre todo, en la vida profesional posterior.
- “Uno hace lo que se propone”. Y podríamos añadir: suponiendo que tenga la capacidad suficiente. Por eso, es muy bueno conocer las posibilidades reales de nuestros hijos. Tener una visión objetiva se hace en este ámbito imprescindible: para eso están los tests de inteligencia general y factorial. Aunque el tesón es muy importante, en determinados estudios las aptitudes intelectuales pueden ser decisivas.
- “Es tan listo que puede estudiar lo que quiera”. Y, deberíamos añadir: siempre que quiera, porque está demostrado que a partir de la adolescencia, a la hora de sopesar aptitudes y trabajo, la balanza se inclina hacia el segundo. Supuestas unas capacidades suficientes, el papel de la constancia, los hábitos y técnicas de estudio, la capacidad de sacrificio, la buena organización, la motivación y el interés pasan a primer plano.
- “Que sea médico como su padre”. Quizá el error más grave en la orientación profesional sea utilizar este argumento. ¿Acaso es la profesión una “inclinación genética”? En todo caso, no debemos olvidar que es el joven quien elige, no nosotros. Si avasallamos a nuestro hijo con nuestras preferencias, acabará por no saber siquiera si existen otras posibilidades. Si el padre o la madre es médico, o abogado, o peluquero, o ingeniero, o empresario, o comercial, seguramente que de esas carreras o profesiones será de las que menos se tenga que hablar, porque son un referente continuo.
- “Que estudie lo que quiera”. Elección sin deliberación. Dejación de nuestro compromiso en su orientación. Hará la carrera que quiera, por supuesto, pero hay que ayudarle a descubrir qué es lo que quiere. Muchas veces confundimos la orientación con el intrusismo, y la libertad con la improvisación. Los padres no podemos tomar decisiones por ellos, pero podemos ayudarles a tomarlas.
La
elección de los estudios superiores o de su profesión suele ser su
primer ejercicio real de libertad, en el que entra en juego la
responsabilidad sobre su futuro. Por eso acostumbra a generar en el
adolescente un “miedo a la libertad” que se salda con una
dejación de su decisión en manos de sus padres, sus compañeros o
el ambiente. Hemos de tener en cuenta que toda elección supone un
riesgo y que educar es también una tarea arriesgada. En esas
estamos.
UN SALUDO